martes, 19 de octubre de 2010

El Humo de Malena

http://zonaliteratura.com.ar/?page_id=895

Había una vez en un pueblo muy muy lejano una niña de 15 años llamada Malena. Vivía en una casa de dos pisos, diez habitaciones, cinco baños, dos comedores, tres salas de juego, una cocina y un enorme jardín.
Su habitación era muy grande. Tenía una cama de dos plazas para ella sola llena de osos de peluche y sus muñecas preferidas. Tenía un baño con una bañera grande para darse los mejores baños de espuma. También tenía un enorme escritorio con una computadora de ultimo modelo.
Todo lo más lindo, caro y hasta un guardarropa-vestidor con muchos vestidos y jeans de las mejores marcas y diseñadores ella lo tenía.
Malena no iba al colegio ya que sus padres pensaban que lo mejor para ella era que estudiara en su casa con una maestra particular que tenia para ella sola. De 7.30 a 13 horas tenia clases en español; de 14 a 16 horas clases en inglés y de 16 a 18 horas  en francés. Su maestra era  buena con ella pero exigente. Se llamaba Carolina y parecía bastante joven para ser maestra.
Malena era una buena alumna aunque algo distraída. Le gustaba imaginarse las situaciones más locas y divertidas. Una vez, en una cena muy importante te imagino que el Sr. González era un búho y su esposa un ratón. No pudo parar de reírse hasta que la mandaron en penitencia a su habitación.
Pasaba mucho tiempo sola. No tenia amigos; pero tenía un secreto. Estaba enamorada. Y se pasaba largas horas soñando con su amor e imaginándose que estaban juntos corriendo por el parque o compitiendo en el scrabble o jugando a el fútbol en la Play station.
-. Malena! Concentrate. Estás muy distraída hoy. Tenes que terminar estos ejercicios de francés. No estamos avanzando mucho y tu papá está bastante enojado.
-. Ay.. Ya voy, ya voy. Ahora los termino en un abrir y cerrar de ojos.  Sonrió sarcásticamente.

A las 18 horas termino sus ejercicios y se fue a la computadora a chatear con sus “amigos virtuales”. Ya era viernes y eso la ponía de buen humor.
Toc toc. La puerta sonó.
-. Adelante!
Su padre entro.
-. Hola pollita. ¿Cómo estás?
-. Hola papá. Todo bien, jugando un poco en la compu. - sonrió.
-. Tu madre y yo tenemos que viajar. Nos ausentaremos una semana. Te quedaras con Carolina, la señora Pérez y su hijo. Quiero que te portes muy bien y estudies mucho. Te llamaremos en la semana pero tendremos el celular prendido por cualquier cosa que necesites.
-. Si papá. - sonrió pero sus ojos estaban tristes. Ella sentía que sus papas no la querían mucho.
-. Bueno. En un rato está la cena.
Le dio un beso en la frente y cerro la puerta al salir.
Malena se quedo parada mirando el piso. Fue hasta la ventana y salio al balcón. La noche estaba muy oscura y no había estrellas en el cielo. Se sentía cada vez más sola y mas triste.

Sus papas se fueron a las 7 de la mañana del sábado. No la despertaron así que cuando se levanto ya nos estaban. Se baño, desayuno y se fue al jardín a tomar un poco de sol y a leer un libro.
De pronto apareció Guillermo. Era el hijo de la Sra. Pérez; tenia 17 años y estaba terminando el colegio. Quería ser jardinero y eso a Malena le molestaba mucho. No entendía como alguien no tenia más aspiraciones. Ella iba a ser arquitecta y eso era importante.
-. Hola Malena! Veo que estás más grande.
Hacía un año que no se veían.
-. Guillermo. ¿Todo bien?
-. Perfecto.. Sabías que me quedo acá unos días no?
-. Si. Sabía. Espero que lo disfrutes.
Se levanto y entro a la casa. Guillermo la ponía nerviosa. Fue hasta la cocina y preparo el mate para irse a la computadora o a pintar o a mirar el techo. Era sábado y no tenia mucho para hacer.
Mientras hacía el mate Guillermo volvió a aparecer.
-. Necesitas algo? Malena lo miro con mala onda.
-. Ja ja. Sos terrible sabías? Vine a ver si querías charlar, jugar a las cartas o algo. Estoy aburrido y esta casa queda lejos del centro, por lo que no puedo ir a ver a mis amigos por unos días.
Malena no podía creer que el pretendiera que pasaran la tarde juntos. Hervía de bronca. Definitivamente Guillermo no era de su agrado.
Guillermo insistió.
Malena revoleó los ojos.
-. Está bien. Trae las cartas; jugaremos al truco. Más te vale que no hagas trampa. Soy muy buena.
Se sentaron en la mesa de la galería a jugar al truco mientras tomaron mate.
Sin que se diera  cuenta se le pasó la tarde. Aunque no lo quería aceptar lo había pasado bien.

El Domingo amaneció con lluvia y tormenta. Hacía frío para esta época del año.
A las 13 horas se sentaron todos en la mesa del comedor para almorzar unos ravioles rellenos caseros que había preparado la Sra. Pérez. Era la mejor cocinera que habían tenido desde que ella tenia memoria.
Mientras almorzaban la Sra. Pérez y Carolina charlaron sobre las noticias, política y educación. En un momento, Malena levanto la vista y Guillermo la estaba mirando fijamente. Se puso totalmente colorada y Guillermo sonrió.
Terminaron de comer, levantaron las cosas de la mesa y Carolina dijo que se iría a dormir la siesta. La Sra. Pérez lavó los platos y también se fue a su habitación a descansar.
Malena salió a la galería a escuchar la lluvia. Se sentó y se quedó con la mirada fija en el jardín. Hacía frío.
Guillermo se sentó a su lado y la abrazo. En cuanto Malena giró la cabeza para decirle que la suelte y se fuera él la beso. Al principio quiso separase pero se termino dejando llevar. En ese momento se dio cuenta que su secreto ya no era más secreto. Estaba enamorada de Guillermo desde que tenía 12 años y por fin había llegado el momento en que sus sueños se hacían realidad. Ese domingo estuvieron juntos todo el día corriendo bajo la lluvia por el jardín. A la noche se quedaron jugando al scrabble como Malena siempre se imaginaba. Todo era más lindo y perfecto que sus sueños.

La semana transcurrió rápidamente. Fue la mejor semana de su vida; estaba feliz por primera vez y muy dentro suyo no quería que esa semana se terminara y deseaba que sus padres no regresaran.
Era un soleado sábado y los dos estaba tirados en el pasto tomando jugo de naranja y jugando al veo-veo.
-. Guillermo.. Esta fue la semana más feliz de mi vida. No quiero que se termine, quiero vivir toda la vida en esta semana.- Guillermo sonrió y la beso. Sus ojos brillaron.
-. Esta semana va a durar toda la vida, hermosa. Te lo prometo.
A la noche cuando se acostó, Malena pidió al Universo que nunca alejara a Guillermo de su lado. Se quedo dormida mientras soñaba con el día en que fuera arquitecta, se casaran y tuvieran hijos.
El domingo era el último día juntos.  A las 18 horas llegaban sus padres y Guillermo volvería a su casa.
Desayunaron los cuatro en la cocina. Era un día caluroso y soleado. Todos sonreían y se veían contentos. Antes que Malena subiera a bañarse y cambiarse Guillermo le dijo que la esperaba a las 15 horas en el árbol del fondo del jardín.
Se baño, se perfumo y se puso un bellísimo vestido de verano blanco con florcitas rojas. Estaba radiante y sus mejillas estaban coloradas.

Eran las 15hs y Guillermo todavía no había llegado. Así que se sentó en un tronco a esperar. Guillermo la miró y pensó que realmente se veía hermosa en ese vestido. Se sentó junto a ella y la miro a los ojos; la beso. Metió la mano en el bolsillo del pantalón y saco una caja de fósforos.
-. Para que son los fósforos?
-. Vos dijiste que querías vivir toda la vida en esta semana no?. Y yo también quiero eso.
-. Si, pero no entiendo que tiene eso que ver con los fósforos Guillermo.. Me estás asustando.
Guillermo prendió un fósforo y lo tiró al piso. Antes que Malena llegara había rociado el lugar con alcohol.
Malena gritó. El fuego los rodeo y atrapo.
Estaba aterrorizada. Guillermo la agarro de las manos e intento besarla; pero Malena lo empujo y empezó a gritar más fuerte pidiendo ayuda. Parecía que nadie los escuchaba.
-. Estás loco?! ¿Qué haces? Sacanos de acá!
-. Malena.. Vos me dijiste que querías vivir toda la vida en esta semana y eso es lo que estoy haciendo. Nos quedaremos juntos toda la vida.
-. No, no! No quiero morirme. Yo no dije que quería morirme!
Guillermo rió. Amor mío, muy en el fondo de tu corazón vos lo querías. Yo lo sé.
Malena no podía dejar de llorar, no quería reconocer que Guillermo tenía algo de razón. La idea de morir juntos era romántica y le producía mariposas en la panza. De pronto su vestido comenzó a arder. Guillermo la abrazo y ella se entrego a sus brazos. El fuego los devoró.

Desde ese día nadie vive en la casa; está abandonada. La gente del pueblo dice que está embrujada.
Los domingos se puede ver humo saliendo del parque y algunos locos enamorados se acercan a la casa a pedirle a Malena y Guillermo su bendición.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario